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viernes, 4 de julio de 2008

RESUMEN ATAQUE A CUMBRE (EVEREST 2006)

(Esta entrada es una copia realizada en el año 2008, en este blog pensado para futuros proyectos, de la página web realizada en su día por la UPCT de Cartagena en el año 2006. Vaya a ellos toda mi gratitud por su apoyo en esos momentos)




DIA 14 DE MAYO
Hoy voy a subir desde el campo base chino (5.200m) hasta el campo base avanzado (6.400m) del tirón, se que va a ser una paliza pero es la mejor forma para ganar tiempo. El día es bueno y después de unas 7 horas llego, eso si, destrozado al campamento. Es verdad que he estado recuperando durante días, pero no es menos cierto que el trayecto tiene unos 25 Km cuesta arriba y eso se le atraganta a cualquiera.

DIA 15 DE MAYO
Después de una noche de mil vueltas, salgo hacia el campo I (7.030m) en el collado norte. La subida se hace dura a pesar de haberla hecho ya dos veces pero, como llego pronto a la tienda, espero poder descansar y recuperar. He subido solo, ya que Pemba, mi sherpa, lo hará mañana a primera hora y a partir de ahí ya iremos juntos hacia arriba. La noche no es mala y mas o menos logro conciliar el sueño.

 DIA 16 DE MAYO
A primera hora llega Pemba. Después de tomar algo de comer y sobre todo de beber, salimos hacia el campo II bajo (7.500m). El campo II empieza a 7.500 y hay tiendas hasta los 7.900, pero la mayoría se encuentran a 7.700. La subida hacia este campo es mortal, una sucesión de rampas de nieve, cada cual mas empinada, que te va destrozando poco a poco.


Después de unas 5 o 6 horas (ya no recuerdo) llego a la parte baja del campo II donde tenemos la tienda, me alegro de no tenerla más lejos porque no se si la hubiera alcanzado. Nada mas llegar me dejo caer dentro de la tienda e intento comer y beber algo. Al instante, todo lo que he tomado lo vomito. Estoy destrozado, no creo que mañana pueda seguir y se lo hago saber a Pemba. El dice que cuando nos despertemos hablamos y vemos la posibilidad de enchufarme al oxigeno.

Tal y como me encuentro no me veo con posibilidades de seguir, estoy cansado, débil y en estos momentos desmotivado, pienso que hasta aquí ha llegado la expedición. Después de cientos de vueltas en el saco me duermo.

DIA 17 DE MAYO
Después del desayuno (es un decir porque lo que admite el cuerpo ya no es mucho), Pemba me dice que use el oxigeno, me coloco una botella y empiezo a subir. Al principio algo no va bien porque no respiro correctamente, pero luego se soluciona el problema y sigo hacia arriba, siempre hacia arriba ya que la subida al campo III (8.300m) también se las trae.
La primera parte sube por terreno de roca y nieve, pero después desde los 8.000 a los 8.300 son rampas muy empinadas de nieve que te van desgastando poco a poco. Sobre los 8.100 m se me acaba el oxígeno y me toca subir el resto sin él, ya que Pemba se ha adelantado y esta poniendo la tienda. Subir estas rampas, 200 m de desnivel, sin oxígeno, casi acaba conmigo. Llego a la tienda de casualidad, destrozado, respirando como un pez fuera del agua. Pemba me ve y me conecta una botella nueva, vuelvo a respirar mas o menos normal y me dejo caer dentro de la tienda a descansar.

¡Descansar!, ese es el plan a seguir. Hay que descansar lo máximo posible, hidratarse, comer,…, es un decir, la verdad,…, se come nada, se bebe poco y se descansa menos. A 8.300 m el cuerpo esta muy castigado y lo mas que logro es dormir a ratos. Los dos estamos con oxigeno. Tenemos que esperar hasta las 10-11 de la noche (hora nepali), así que cada uno intenta poner en orden sus ideas y descansar hasta que llegue el momento de salir. Fuera el viento sopla a rachas fuertes, espero que luego pare.

Sobre las 11 de la noche (hora nepali), salimos hacia cumbre. Las cuestas empiezan nada mas salir Hay que lograr llegar a la arista y eso, aunque parece que esta muy cerca, la realidad es que está mas lejos de lo que parece.

DIA 18 DE MAYO
Llevo mas de una hora subiendo y todavía no he podido llegar a la arista. Cuando por fin lo logro, al otro lado, me recibe la luna que hace pocos días estuvo llena y todavía, aunque decreciente, esta bastante grande e ilumina toda la Montaña.

Después de unas dos horas llego al Primer Escalón, un muro de roca y nieve de unos 8-10 m que gracias a las cuerdas fijas se sube sin demasiada dificultad. Por delante de mi veo las luces de otros alpinistas que ya están en el Segundo Escalón. Por detrás mío también vienen otros tantos que llevan el mismo fin, la cumbre. Al rato soy yo el que se encuentra al pie del famoso Segundo Escalón.

 Éste tiene dos partes muy bien diferenciadas, la primera una zona rocosa que hay que escalar (aun con cuerdas fijas es difícil) y luego se llega a la zona donde se encuentra la escalera china (ahora hay una nueva). Se sube sin mucho problema, se hace una pequeña travesía aérea hacia la derecha y ¡hop!… ya estas encima del Segundo Escalón, las dificultades técnicas han terminado, espero que sea cierto.

La ruta sigue por una delicada y fina arista llena de cornisas que desafían la ley de la gravedad. Te mueves entre una cara y otra de la montaña con precipicios de 3.000 m a cada lado.

 Después de un rato se llega al Tercer Escalón, que tras de lo anterior, no parece ni Escalón. Es un montículo rocoso que se pasa sin problemas para afrontar la rampa final, el triangulo de nieve bajo la cima. Las rampas son fuertes, pero la certeza de la cercanía a la cumbre te da las fuerzas necesarias para afrontarlas. Dos rampas, una travesía delicada a derecha, una pequeña canal que sube y por fin, después de dos o tres rampas mas suaves, … la cumbre. 8.848 m, estoy en lo mas alto del mundo. ¡Por fin se ha cumplido un sueno!.

La cumbre es pequeña, me siento a caballo, un pie hacia el Tibet y el otro hacia Nepal. En la cumbre hay un retrato del Dalai Lama. Hay gente que llegó antes que yo y por la ruta sur están llegando otros alpinistas. Esto es fascinante, La vista es espectacular, todo queda por debajo. El macizo del Makalu (precioso por cierto) queda muy abajo, el Cho Oyu a lo lejos, se ve tan abajo… Todo tiene otra perspectiva, la gente se abraza, se felicita, llora… Yo también lloro como un crío, no puedo parar de llorar, es una sensación tan fuerte que no la puedes contener dentro. Pienso en todo lo que me ha costado llegar hasta aquí, años de experiencia en montaña, muchos sustos y alegrías, pero ahora ya no importa, estoy en lo mas alto y disfruto del momento.

Cuando subía he visto algunos cadáveres de otros alpinistas que quedaron en el camino, esto me hace valorar más lo realizado, pero al mismo tiempo me recuerda lo insignificantes que somos en una montaña como ésta y lo vulnerables que podemos ser.

 En la cumbre estoy sin el oxigeno, nada mas llegar me lo he quitado, quiero sentir el aire a esa altura, quiero sentir la libertad de respirar en la cumbre sin artificios y parece que no me da ningún tipo de problema. Pemba comienza a sacarme las fotos de rigor, las banderas, los patrocinadores,… pero la mala suerte hace que las banderas mas grandes (Comunidad Autónoma de Murcia y UPCT) que llevaba Pemba en su mochila, se caigan y salgan volando hacia quien sabe donde. Es una lástima y lo siento porque no puedo hacerme las fotos pensadas pero ya no hay solución. Ahora, después de 30-35 minutos en la cumbre, hay que pensar en bajar.

El descenso lo realizo muy despacio, se que la mayoría de los accidentes ocurren al bajar y no quiero tener ningún contratiempo. Al principio todo va bien, pero después, al poco tiempo, empiezo a sentir el cansancio acumulado de todos estos días. De repente me siento muy débil, quiero descansar. Pemba insiste en que siga y no pare, se adelanta con el fin de preparar algo de beber. Yo sigo bajando.

Después de bajar el Segundo y el primer Escalón todavía queda un buen trecho que recorrer hasta el campo III, la mayoría son rampas de nieve y roca que hay que ir bajando, pero antes de esto se me acaba el oxigeno y la debilidad se junta con la falta del necesario elemento. Hay momentos que me tumbo sobre la nieve con intención de descansar y me dan ganas de quedarme un rato, pero enseguida me viene a la mente la imagen de los alpinistas fallecidos en el camino y me digo que yo no voy a ser uno de ellos, me obligo a seguir, no puedo andar, me dejo deslizar por las rampas de nieve con cuidado de no coger mucha velocidad ya que podría ser difícil parar.

 Así, de esta forma me voy acercando al campo III, por fin estoy cerca de mi tienda, solo me separan de ella unos 100 m., pero son llanos, no hay inclinación. No puedo levantarme, llamo a Pemba que con la fuerza del viento no me oye, estoy como un pez fuera del agua otra vez, me tumbo y espero que a que Pemba salga y me vea, lo que ocurre al cabo de un rato. Pemba trae una botella nueva, la conecta y ¡milagro!, en 30 segundos estoy ende pie de nuevo y me dirijo a la tienda donde caigo medio muerto.

El tiempo, que durante el ascenso fue muy bueno, ha cambiado y durante el descenso ha ido empeorando, el viento cada vez es mas fuerte y ahora es una ventisca intensa que impide ver bien y que azota fuertemente las tiendas del campo III. Mi primera intención era dormir en este campo para recuperar, pero en vista del mal tiempo reinante decido descansar una o dos horas y continuar hacia el campo II aunque en el fondo no sé si mi cuerpo aguantará esa paliza.

 Después de descansar (dentro de lo posible) un rato, decidimos seguir hacia abajo. Pemba recoge la tienda en plena ventisca (si es por mi la tienda se queda allí), e iniciamos el descenso en medio de un temporal cada vez mas fuerte. Cuando comienzo el descenso puedo ver varias tiendas del campo III completamente rotas por el viento. Voy bajando con mucho cuidado, estoy débil, me duelen los pies y una caída podría resultar fatal. Casi no se ve, ya que el viento levanta mucha nieve, pero las cuerdas fijas dan la seguridad del retorno al campo II. Las fuerzas cada vez son menos, esta anocheciendo cuando por fin podemos ver unas tiendas, son las mas altas del campo II, estamos a unos 7.900 m. y decidimos meternos en una de ellas que esta vacía a pasar la noche. Una noche de viento fortísimo. Mientras intento conciliar el sueno no puedo evitar pensar que hoy ha debido de morir gente en la cara norte (mas tarde esto se confirmaría).

DIA 19 DE MAYO
Nos levantamos temprano. Hemos dormido con el oxígeno, pero ya se acabo, no hay mas, debemos bajar ¡ya! y sin oxigeno. El temporal sigue aunque un poco mas débil, o eso parece, porque cuando empezamos a bajar hacia el campo I el viento es tan fuerte que casi nos tira.

Las rampas que tanto costaban subir, ahora cuestan bajar, voy muy despacio, pero con la mente muy clara en lo que estoy haciendo, no quiero tener un problema ahora que casi lo he conseguido. Lo que más me desespera es la falta de agua, necesito liquido para seguir y no tengo, lo único que se me ocurre es ir cogiendo hielo y nieve. Así transcurre toda la bajada al campo I, cada dos por tres comiendo hielo a pesar de saber que es algo que no hay que hacer, pero… Cuando llego al Collado Norte, el viento afloja bastante, alguien sale de unas tiendas, me ofrece agua caliente y una chocolatina, por fin he llegado, unos pasos mas y mi tienda, protegida del viento por un gran serac, me tumbo al sol, Pemba me da agua, incluso un poco de Coca-Cola, que lujo. Ahora sé que estoy fuera de peligro, desde aquí al campo base avanzado hay una hora, hora y media en el peor de los casos.

Decido quedarme unas dos horas para recuperar fuerzas y después, ya sin prisas y con la tranquilidad de saber que lo peor ha pasado, comienzo el descenso al campo base avanzado al que llego muy cansado pero muy feliz.

Estoy contento, no solo por haber hecho cumbre, sino también por haber sabido controlarme durante las fases mas duras del descenso. En el campo base me reciben mis amigos Josu y Javi y volvemos a llorar otro poco.

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